Elida Torrado cuenta que su hija y su yerno la alejaron de la chica. Ella reclama que la causa avance.

Como pactaron en la mediación en el juzgado, Elida iba dos veces por semana a la casa de su hija, donde vive su nieta. Pero cuenta que cada vez que llegaba, su hija que la nena no estaba o se encontraba ocupada. «Entonces decidí visitar a mi nieta pero sin entrar, sin verla, pero quería que me escuchara», le cuenta esta mujer a Clarín.

Desde la vereda Elida le cantaba «El reino del revés», «Canción del jacarandá», «En el país de nomeacuerdo», todos temas de María Elena Walsh, que siempre le encantó a mi nieta. «Hasta que bajó la pareja de mi hija y de manera violenta e intimidatoria me dijo: ‘Te quedás acá pero no cantás, ¿entendiste?’. Entonces decidí no ir más, decidí ponerle fin a la humillación, pero siento un puñal en el pecho por no ver a mi nieta».

Elida Torrado tiene 71 años. Es profesora de música y cuenta que a su nieta la que crió y cuidó hasta los 9 años. Hoy la nena ya es adolescente, tiene 13 años, y en los últimos cuatro años abuela y nieta dejaron de tener contacto.

«Hola Elida: te escribo para comunicarte que hemos decidido que podés visitar a tu nieta siempre y cuando ella lo desee y en nuestras respectivas casas, la mía o la de la madre, pero siempre en presencia de alguno de nosotros. Saludos». Ese mail del padre de la chica determinaría cómo seguiría el vínculo.

Elida fue a la Justicia, hizo una denuncia en el Juzgado de Familia N°2 de Pablo Ferrari, pidió ayuda en AAFANI, una agrupación que vela por los derechos de los niños y hasta se perfeccionó en las redes sociales para tener una alternativa de vínculo. «El tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos«, parafrasea Elida, que a veces pierde toda esperanza.

Ella asegura que «le dijeron que yo era una mala influencia, que la llenaba de religión y hasta que la mal alimentaba. Todo lo que en realidad ellos hacían, pero a mi denuncia en la Justicia ellos respondieron con esa contradenuncia», afirma.

Elida, en una de las tantas veces que fue a reclamar justicia a los tribunales de CABA..

Elida, en una de las tantas veces que fue a reclamar justicia a los tribunales de CABA..

«Y agregaron que yo sufría problemas psiquiátricos. Hoy soy mala palabra para mi nieta, no quiere saber nada conmigo, pero yo sé que ella actúa por miedo a sus padres. Yo a ella la crié, la llevaba al colegio, le hacía la comida, le enseñé a cocinar rico, hemos viajado juntas, hasta que de un día para el otro todo se cortó». Entre los conflictos, la mujer menciona también un tema político que disparó el distanciamiento.

Esta mujer que vive sola, que ejerció la docencia durante 36 años, recurrió a la Justicia e hizo una denuncia en el Juzgado de Familia N°2. «Pero no pasó nada durante tres años, cuando recién ahí acordamos que la podía ver dos veces por semana, pero fui tan humillada por mi hija y por su actual pareja, que no tenía sentido seguir yendo». Elida tiene otros tres hijos, dos viven en el exterior y el otro en la Patagonia. 

Elida, en su casa. Dice que extraña la sonrisa de su nieta.

Elida, en su casa. Dice que extraña la sonrisa de su nieta.

«Andate, no te quiero ver». fue la última vez que su nieta, hoy de 13 años, le gritó desde la terraza de su casa cuando Elida cantaba «El reino del revés». La abuela hizo oídos sordos, terminó la canción y se retiró con la frente alta pero con el alma arrastrándose. «Eso pasó hace dos años, nunca más supe nada y a medida que pasa el tiempo, la ausencia, el silencio y la falta de comunicación conspiran contra mí»

Fabián Cizmadija es el abogado de Elida Torrado. Consultado porClarín, confirmó que «la causa judicial se inició el 26 de agosto de 2016 en el Juzgado de Familia N° 2 de Quilmes, cuando ya hacía unos meses que la abuela no veía a la nieta, porque prefirió esperar un tiempo, intentar arreglar el tema extrajudicialmente pero no hubo tiempo. Entonces, como primer paso provisorio, una mediadora acordó un régimen de visitas. Pero la nieta está muy influenciada por la madre y cada vez que se ejercían las visitas estaba presionada por la madre y siempre tenía alguna actividad que hacer».

«Hoy están pendientes las declaraciones de los testigos, que se fue suspendiendo por la cuarentena. Una de las testigos es la directora escuela donde ejercía Elida, que puede dar fe de la relación que tenían abuela y nieta. Tranquilamente se podría hacer con el protocolo correspondiente, con los paneles acrílicos y las normas sanitizantes que conocemos».

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